Hay que terminar los juegos

Aprovechando la polémica surgida hace unas semanas, a raíz de una serie de declaraciones que afirmaban que NO era necesario terminar un juego para realizar un análisis del mismo de manera profesional, he decidido hacer un post en el que dejar constancia de mi punto de vista. Porque sí, porque aunque no tengo ni la más remota idea del origen de una polémica que jamás imaginé que se daría, hace mucho que no os traigo entradas de opinión, y para una excusa que me da la vida para hacerlas, que menos que aprovecharla. 

¿Es necesario terminar los juegos para hacer un análisis de los mismos? Como todo en la vida, depende. Por lo tanto, y como viene siendo habitual, resulta necesario matizar.

Primero de todo ¿qué es terminar un juego? nuevamente, depende. Hay títulos con un arco argumental bien definido y cuyo principio y final están muy claros. En esos casos, asociamos el final del mismo con la conclusión de su historia y nos aparecen los créditos. Pero ¿qué pasa si, por ejemplo, cogemos un juego de lucha nos hacemos el modo arcade con un personaje y tras el último combate vemos los créditos? ¿podemos darlo por terminado aunque hayamos tardado poco más de media hora? Obviamente no, pero de esto ya lo desgranaré más adelante. 

El segundo punto, sería tener claros qué puntos debería recoger un análisis. Yo me voy a centrar principalmente en tres que son -al menos para mí- los que más peso tienen: jugabilidad, historia y apartado técnico (que para mí englobaría apartado gráfico sonoro, artístico y demás historias). De todos ellos, el apartado técnico es, quizá, de los pocos que pueden juzgarse sin haber terminado un juego. Al fin y al cabo es algo que entra por la vista y no hace falta que nos tiremos cuarenta horas para descubrir que en uno de los rincones la habitación secreta de la casa más remota del bosque perdido, falla una textura. Pero ¿qué pasa con la jugabilidad y la historia?

Voy a empezar por el aspecto narrativo que, a fin de cuentas, no tiene demasiada vuelta de tuerca. Me parece total y absolutamente imprescindible conocer de principio a fin el arco argumental del juego si se quiere dar de él una opinión de manera profesional y contrastada. No me vale aquello de "es que llevo mucho tiempo en el sector y ya sé por donde van los tiros. No, no y rotundamente no. No puedes reseñar un libro sin haberlo terminado ni una película de dos horas habiendo visto 20 minutos de la misma. Hay giros argumentales, historias que mejoran y otras que decaen a medida que avanza la trama. Hay finales que sorprenden y finales que decepcionan. Si vas a hacer un análisis de un juego y quieres hablar de su historia con autoridad, el juego se juega de cabo a rabo. De lo contrario, que no se califique como análisis sino como primeras impresiones o como toma de contacto.

Me viene al pelo Horizon pues es un juego cuya historia tarda bastante en arrancar pero mejora una barbarida a partir de cierto punto.

Dicho esto, pasamos al apartado más jugoso: la jugabilidad. Posiblemente el apartado más importante, al menos para mí. ¿Podemos hablar con conocimiento de causa de la jugabilidad sin haber terminado un juego? una vez más, depende. Pero antes de entrar en matices, despejemos una incógnita más sencilla ¿hay que terminar un juego al 100% con todos sus trofeos/logros, secretos y demás historias para hablar de la jugabilidad? en mi opinión no. Pero sí considero que has de haber jugado un número suficiente de horas como para poder dar tu opinión con fundamento. No voy a exigir a nadie que se ponga a buscar todos los coleccionables ni todas las secundarias, pues es algo que, en muchas ocasiones, no hacen ni los propios usuarios. Pero recoger al menos unos pocos coleccionables y echarle un ojo a alguna que otra misión secundaria para saber al menos de lo que se habla, me parece indispensable si se quiere ser riguroso con lo que se hace.

Vamos a rescatar los juegos de lucha que mencionaba al principio para ilustrar el caso. No, no se puede hablar de un juego de lucha habiendo jugado el modo arcade con un personaje y dando el título por acabado cuando saltan los créditos. Que menos que probar varios personajes, ver si hay diferencias palpables entre sus estilos de lucha y no se limitan a ser clones con diferente aspecto, probar al menos los diferentes modos de juego que ofrece el juego, tratar de entender el sistema de combos y a qué tipo de público va dirigido, etc.

El mismo ejemplo me vale para juegos de conducción. No es necesario desbloquear todos y cada uno de los coches, pero si al menos haber probado los suficientes como para ver que, una vez más, no estamos ante el mismo coche con diferente aspecto. Y lo mismo aplicaría para títulos deportivos. En todos estos casos, son juegos cuyo principio y final quizá no están tan definidos como en otros géneros, pero ello no implica que se les deba dedicar un cierto número de horas. No hablo de pegarse panzadas 40 o 50 horas, pero al menos que 10 o 15 horas no las quite nadie.

¿Os imagináis hablar de un juego de coches habiendo terminado una temporada con un único coche?

Llegados a este punto, es cierto que hay juegos cuya jugabilidad es horrorosa ya desde un principio y a estos resulta sencillo encasillarlos. Pero hay otros cuya jugabilidad es más comedida y puede mejorar a medida que avancemos, del mismo modo que hay otros cuya jugabilidad despunta en un primer momento pero decae a medida que pasan las horas.

Sea como sea, al final llegamos a la misma conclusión independientemente del apartado. Hay que jugar los juegos en cierta profundidad, resultando imprescindible completar la historia de los mismos en caso de que la haya. Hasta aquí todo dicho, pero aún no hemos terminado.

Llega el momento de reflexionar ¿qué nos lleva a un escenario como este? quiero decir que, jamás hubiera esperado una polémica sobre este tema. Al menos no de una manera tan explícita en la que -por lo que he leído-  profesionales de la prensa del videojuego han reconocido abiertamente que no terminan todos los títulos que analizan. Al igual que la industria del videojuego ha ido evolucionando hasta lo que tenemos hoy, ha evolucionado la prensa. Hace unos años, teníamos una cita mensual en nuestro quisco de confianza para comprar la revista (o revistas) de videojuegos de nuestra elección. Insisto, cita mensual. Con la llegada de Internet y la inmediatez que éste proporciona a la hora de suministrar información, nadie quiere llegar a la meta en el último puesto. Porque si tienes una web y vives del tráfico que esta genera, ser el primero te garantiza muchos clicks independientemente de la calidad del contenido. Porque la gente va con ansia, y picar un enlace no le cuesta un duro. Otra cosa es que luego descubra que lo que hay detrás del enlace quizá no era lo que buscaba.  

Sea como sea, sigo pensando que el hecho de que todo vaya cada vez más deprisa, no me vale como excusa para analizar algo sin haberle dedicado al menos un mínimo de horas. Lo siento pero esto es como si me viene un pintor a casa, me dice que va con prisas y que detrás de los muebles no pinta porque no se va a ver. 

Antes de terminar, me gustaría aclarar que esta crítica va dirigida a gente que se dedica a analizar videojuegos de manera profesional. Principalmente porque su trabajo será leído por miles de personas, y debe ser lo más riguroso posible. Se puede opinar de un juego incluso si no lo has terminado, ya seas un blog o un usuario de tuiter. Pero si hablamos de prensa especializada, me parece algo indiscutible y me sorprende -no precisamente para bien- que se haya desatado una polémica de semejante calibre.  

Y hasta aquí la polémica del día. Recordad, los juegos hay que terminarlos.