El logro de jugar con el ego

Antes de empezar, quiero dedicar esta entrada al compañero Sikus de Game Museum, que al fin y al cabo fue él que se interesó por conocer mi opinión sobre los logros/trofeos. Ahí la llevas compañero.

El ser humano  cuenta por naturaleza con dos características típicas: el deseo de destacar sobre los demás, y el deseo de tener más que el prójimo. De eso, en mayor o menor medida, no se salva nadie.

En un mundo tan competitivo como el de los videojuegos, siempre ha existido un afán por demostrar tu dominio y superioridad sobre el juego ante el rival. Todos hemos querido ocupar el primer puesto en los ránkings de las recreativas, y demostrarle a nuestro amigo que no tenía nada que hacer frente a nosotros, todos hemos querido llegar más lejos y antes que nadie, batir nuestras propias marcas y considerarnos auténticos expertos en uno o varios juegos.

Con la llegada de Microsoft, el sistema online en consola que tanto se había tanteado anteriormente, terminó por asentarse. Pero el modo online no era suficiente como tampoco lo era un ranking para dicho modo, era necesario algo más... algo que llegaría con Xbox 360.

Microsoft decidió poner solución a lo anteriormente comentado y Xbox 360 vino acompañada de una cinta métrica que  nos permitiría demostrar que la teníamos más grande que el oponente. El sistema de logros.

Ante el éxito del sistema de logros, Sony no iba a quedarse atrás. Sony no podía permitirse el lujo de no destacar. Tampoco el de tener menos que la consola rival.

Así que, cogiendo como base el sistema de logros, Sony se sacó de la manga su propia cinta métrica: el sistema de Trofeos.

Lo que seguramente muchos desconocíamos en su momento, es que dicho sistema, supondría un profundo cambio a la hora de jugar y consumir videojuegos.

A nivel personal, empecé sintiendo indiferencia por los logros, pero a medida que avanzaba la generación y veía la actitud enfermiza que adoptaban ciertos usuarios, la indiferencia se fue convirtiendo en hastío.

Y es que los logros han ido degenerando al mismo tiempo que lo ha hecho la generación.

Me explico. En la siguiente imagen, os enseño el listado de logros de uno de los primeros juegos de 360 que tuve:

Trece logros, consistentes en terminar la campaña en dificultades altas. Siguen pareciéndome una estupidez, pero aún así debo reconocer que son bastante coherentes y cumplen con la definición de lo que sería un logro. Logros que van saliendo con cosas que tal vez por espíritu completista, harías aunque no existieran.

El problema viene cuando los logros empiezan a derivar en chorradas del estilo: pulsa el botón Start, entra por primera vez al modo online, mata cinco cangrejos a flechazos o muere X número de veces.

Creo que hasta la llegada de los logros, nadie, y repito, NADIE en su sano juicio, se mataba a propósito  a nadie le suponía un esfuerzo pulsar el botón Start, y si te ponías a matar cangrejos a flechazos era porque te aburrías, no porque supusiera un logro.

Entiendo como logro algo cuya consecución requiere de cierta habilidad y esmero, algo que cuando lo consigues te resulta satisfactorio. A mi que me disculpen, pulsar el botón Start, no es un logro, es una gilipollez.

Pero la cosa va más allá. Al fin y al cabo, cada uno que juegue como buenamente quiera. El problema viene cuando empiezas a ver actitudes y comportamientos que bien darían para un estudio.

Para entender esos comportamientos, hay que ver los logros/trofeos como lo que son: una parte más del negocio. Porque aunque en un principio pueda parecer que no, el sistema da dinero ¿o acaso pensabais que Sony lo copió porque si? Sólo hace falta retroceder unos años atrás y ver usuarios con ambas plataformas decantándose por la versión de Xbox 360 de un juego por el simple hecho de tener logros.

De entre esas actitudes que he comentado hace un momento, habría algunas tan destacables como "este juego no me lo compro porque no tiene logros", "este me lo compro porque los logros se sacan rápido", "voy a comprar la colección HD del juego "X" para volver a pasarmelo por centesima vez y sacar los logros" "¿qué el nuevo DLC trae logros? Coño! Me lo compro seguro aunque sea una mierda!". Luego ya vendría el caso extremo de individuos dispuestos a pagar porqué otra persona les saque un logro... ver que falta un logro queda tan feo. Y esto último aunque suene surrealista, lo vi en foros hace años.

El famoso Avatar, conocido por sus 1000 puntos de logro fáciles.

¿Quien se acuerda de Avatar? en cinco minutos tenías los 1000 puntos de logro. ¿Y las Tortugas Ninja? cinco tal vez no, pero poco más hacía falta. He visto gente comprando auténtica basura por el simple hecho de ver como crecía la puntuación de su gamertag, he visto gente comprando DLC's que no le interesaban lo más mínimo por el simple hecho de tener completos los logros de un juego, gente que se abstenía de probar/comprar un juego si veía que no podría completar el 100% de los logros.

Lo mismo pasa con los logros online (al menos en Xbox 360). ¿Quieres todos los logros? me pagas la cuota por jugar online. 

Pero lo mejor de todo este asunto, es que al final se trata de una puntuación que no indica absolutamente nada de tu habilidad como jugador. Puedes tener 200 juegos no haber terminado ninguno, y pavonearte de tener puntos para dar y tomar. ¿Al final para qué? Para decirle al vecino que la tuya es más grande aunque seas malo con avaricia. 

Los logros, el sacacuartos de la generación. La gente no jugaba online, la gente quedaba para sacar logros. ¿Que tengo que matar tantos enemigos para que me den un logro? quedo con mi amiguete de turno, nos matamos entre nosotros las veces que hagan falta y ale! Logro desbloqueado y encima sin esfuerzo. Que me disculpen, lo veo patético.

Personalmente, los logros me la traen floja, no han cambiado mi manera de jugar ni lo harán, pero es preocupante ver como algo que parecía una auténtica estupidez, ha cambiado la manera que muchos tenían tanto de comprar como de jugar, llegando a convertirse en algo más parecido a una enfermedad.

Creo que ya lo he dicho pero lo repito, cada uno con su tiempo y su dinero, que haga lo que le de la gana que para eso es suyo, pero sin duda, encuentro lamentable ver los extremos alcanzados por la estupidez de ciertos individuos.