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lunes, 18 de septiembre de 2023

Cuphead (PS4): rompiendo tazas en cooperativo

Soy plenamente consciente de que llevo sin dejarme ver por estos lares desde el pasado enero. Lo sé, son tremendos meses de abandono, pero qué queréis, durante este último año he jugado más a la vida real que a la maquinita, y siendo esto un blog sobre videojuegos, es complicado aportar contenido si apenas has jugado a la maquinita. No obstante, hay un juego al que sí le he dedicado bastantes horas durante este último año (87 para ser exactos). Ese juego es, nada más y nada menos que Cuphead. Pero como toda buena historia, empecemos desde el principio.

Hacía años que tenía Cuphead en Steam, y si bien le había dedicado un buen porrón de horas, nunca me lo había tomado en serio. Era el típico juego al que me gustaba jugar de manera esporádica y en ratos muertos, pero uno de esos en los que, por H o por B, no había llegado a profundizar. Si bien es cierto que llegué bastante lejos (tercera isla si mal no recuerdo), nunca llegué a terminarlo pese a ser un juego que me encantaba. 

El pasado diciembre, cuando salió en formato físico para PS4, volví a adquirirlo con la intención de pasármelo en cooperativo. No fue hasta febrero que nos dio por empezarlo, y no ha sido hasta hace poco que lo hemos dado por terminado (bueno, nos faltan los trofeos del DLC), no por difícil, sino porque jugamos cuando tenemos un hueco, lo que ha ido dilatando en el tiempo el momento de terminarlo. 

Pero por si todavía queda algún despistado que no conozca Cuphead, un poco de historia. Cuphead es un juego desarrollado por la empresa canadiense StudioMDHR y lanzado originalmente para Xbox One en el año 2017. El resto de fechas me las voy a saltar porque me da pereza buscarlas, pero digamos que en los últimos años fue llegando a otros sistemas hasta convertirse en un juego multiplataforma. Hechas las presentaciones, vamos al lío. Aclarar antes de nada que, a lo largo de esta entrada, me centraré únicamente en el juego base por varios motivos: para no alargarla demasiado y que perdáis el interés, para tener material para otra entrada, y porque (para que mentir) llevo mucho tiempo sin escribir y me da tremenda pereza. 

La historia de Cuphead, a grandes rasgos, nos cuenta como dos hermanos, Cuphead y Mugman, se han endeudado con el mismísimo Diablo. Para saldar su deuda, deberán recopilar los contratos de otros incautos deudores que, como ellos, contrajeron una deuda con el diablo, y así liquidar la deuda y continuar con sus felices vidas de taza de porcelana. No esperéis una historia del copón, esto va de matar jefes y morir una y otra y otra vez. No obstante, sirve para darle coherencia a todo lo que hacemos, y está narrada de manera muy simpática. 

De esta manera, tendremos que superar un total de tres islas y un casino, hasta enfrentarnos hasta el mismísimo Diablo. Pero esto ya entraría dentro de las mecánicas del juego, y como sabéis los asiduos al lugar, es algo que me gusta dejar para el final. Así que vamos a tratar a continuación el punto que posiblemente más destaque del juego junto a su dificultad: el apartado gráfico.

Y es que si por algo se caracteriza el título que hoy nos ocupa, es por tener un apartado gráfico y artístico fuera de serie. Tratando de recrear el estilo de animación de los años 30, Cuphead es un videojuego que entra inevitablemente por la vista. Y es que resulta cuanto menos fascinante saber que, todo lo que vemos en pantalla, está dibujado a mano (hay un documental muy chulo en YouTube sobre cómo se hizo que os lo recomiendo encarecidamente y del que  os dejo el enlace). Esto le da al juego un carácter y personalidad únicos, y uno de los principales motivos por los que el título llama tanto la atención. 

El dragón Manolito
Lamentablemente, para disfrutar de semejante despliegue artístico, deberemos poner a prueba nuestra paciencia y perseverancia, porque todo lo que Cuphead tiene de encantador, lo tiene de "complicado". Y entrecomillo "complicado", porque realmente el juego se basa mucho en el ensayo y error, pero para entender esto, hablemos primero de su jugabilidad. 

La premisa del juego es sencilla: tres islas, 5 jefes por isla (7 en la tercera), dos niveles de correr y disparar en cada una de las islas, y un último nivel (el casino) con los jefes finales. Para avanzar, paciencia e ir consiguiendo monedas para comprar nuevas armas y habilidades que nos faciliten el progreso hasta el jefe final. ¿Suena fácil verdad? Pues tiene su miga. Y es que si bien el juego es complicado, en ningún momento me ha parecido injusto o frustrante. El quid de la cuestión, radica en aprenderte los patrones de los jefes, y saber qué armas y habilidades utilizar para cada uno de ellos. 

Lo estoy pintando muy fácil, pero aquí donde me veis, hemos necesitado un bueno número de intentos y un porrón de horas para sacar el platino. ¿Pero sabéis qué? no me sobra ni una hora de las invertidas, de hecho, nos hemos quedado con ganas de más. Y es que Cuphead es de los juegos más asquerosamente adictivos a los que me he enfrentado en los últimos años.

Es picón, muy picón. Y con la tontería de "un intento más", ha habido muchos días que hemos terminado por maldecir el despertador al día siguiente. Porque si algo tiene Cuphead, es que siempre quieres "una más", y pocas son las veces que te pillas un rebote al morir una vez más, ya que, a diferencia de otros juegos en los que terminas cansado de intentarlo, aquí nunca te ves harto, porque como son partidas tan cortas, siempre hay hueco para probarlo una última vez. 

En cuanto a la experiencia en cooperativo, es algo que recomiendo encarecidamente probar a todo aquél que tenga oportunidad, sobretodo a aquellos que echen de menos los cooperativos como los de antes de los dos sentados delante de la tele cada uno con su mando. Y por si alguien se lo pregunta, el cooperativo facilita las cosas pero hasta cierto punto. Al final contra jefes contamos con la ventaja de poder rescatar al compañero haciéndole "ganar" una vida, pero esto no siempre es posible. Además, los niveles "run and gun" ganan en complejidad, puesto que se necesita de una buena coordinación entre los dos jugadores para superarlos (y si no que nos digan cuánto sufrimos con los niveles "run and gun" en pacifista).

Por tanto, y para ir cerrando esta entrada improvisada, mis conclusiones serán muy breves: si no has jugado a Cuphead, juégalo. Da igual lo manco que seas, juégalo, es divertido a rabiar. Y si además tienes el DLC y usas el amuleto que te permite jugar como la Señorita Cáliz, te facilitará bastante la labor. Pero eso forma parte del DLC, y por tanto de una entrada futura (o no).

Lo dicho: compren Cuphead, jueguen Cuphead. Es tan bonito como díficil, y tan difícil como satisfactorio. Espero que hayáis disfrutado de la lectura de esta breve entrada redactada sin mucho esmero y a "pijo sacao". Nos vemos en la próxima.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Magnífic joc per tornar a escriure al blog. He pogut seguir més o menys com us esforçàveu per petar aquest joc i treure's el platí és tota una proesa.

    Jo, com ja saps, me'n vaig enamorar des d'abans que sortís, i em vaig comprar una Xbox One en part per ell. El temps va demostrar que no calia, perquè el volia físic i mentre esperava que sortís -en un d'aquells casos absurds en què un joc indie ho peta però no el treuen en físic fins anys més tard- va acabar esdevenint multiplataforma, cosa que no negaré que em va fer certa ràbia.

    Però ja me l'havia comprat en digital gràcies a punts dels Rewards de Microsoft, i em va sortir de franc, així que no em va doldre a la butxaca comprar-me'l també físic... ara en Switch xD

    En fi, no hi he jugat gaire, en realitat, malgrat les ganes que li tenia, però el cabró és ben difícil. No aspiro a aconseguir el que heu aconseguit vosaltres, però m'alegro de veure la passió amb què en parles i, de tota manera, només per l'estil artístic, encara que potser no me l'arribaré a passar mai ni tan sols rebent alguns cops als combats, i sens dubte no tindré el 100% dels assoliments perquè alguns els trobo impossibles, el considero un dels millors jocs que s'han fet, no és només estil, sinó també jugabilitat. Meravellós.

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