La duración, la dificultad y el jugador nostálgico

"Los juegos de antes duraban más"... "Antes con un juego podía tirarme meses"... "Los juegos de ahora duran muy poco"... "

¿Os suena no? Todos lo hemos dicho alguna vez y todos hemos pensado alguna vez cosas como "la generación anterior era mejor", "ya no se hacen juegos como los de antes". Pero... ¿hasta qué punto podemos tomar como ciertas dichas afirmaciones? ¿Realmente eran los juegos de antes más largos que los de ahora? ¿podemos afirmar que el videojuego actual es peor que el retro? 

De entre todas las ideas que he intentado ordenar en mi caótica cabeza antes de empezar a escribir esto, la primera conclusión a la que he llegado en un atisbo de lucidez, es que bajo mi punto de vista, existe una relación inversamente proporcional entre dificultad y apartado técnico. ¿Qué quiero decir con esto? Algo que creo resulta bastante evidente, la dificultad en los videojuegos ha ido mermando a medida que éstos evolucionaban audio-visualmente. 

¿Más bonito? Sí ¿Más fácil? también.

La idea anterior, me ha llevando a otro aspecto muy criticado del videojuego actual: la duración. Estamos continuamente quejándonos (yo el primero) de la escasa duración de los títulos actuales, alegando que los juegos de antaño, eran tan largos, que podíamos tirarnos varios meses con el mismo hasta terminarlo.

Por último, existe un elemento que no siempre tenemos en cuenta, pero cuya presencia es constante: la nostalgia. Por norma general, tendemos a magnificar todo recuerdo que evoque a un pasado mejor del que no tenemos partida guardada porque eso entonces no existía. La nostalgia en muchas ocasiones, distorsiona la visión que tenemos del pasado y nos impide ser todo lo críticos que deberíamos (yo el primero).

Y ahora que ya tengo a los tres acusados en el banquillo y las ideas más o menos claras, me gustaría desprenderme de la nostalgia por un momento, y tratar de realizar un juicio justo.

¿Qué ha pasado con la dificultad? Si de algo se la puede acusar, es de haber ido desapareciendo a medida que avanzaban las generaciones. Antes de la tridimensionalidad y la utilización del videojuego como medio narrativo, la manera del mantener al usuario pegado al mando, consistía en hacer mella su ego, ofreciéndole un reto lo suficientemente interesante como para querer demostrarle a la máquina que no tenía nada que hacer contra él.

A medida que la tecnología lo ha permitido, el videojuego ha ido evolucionando gráficamente, alcanzando un punto que posiblemente nunca habríamos imaginado. Si la dificultad en el videojuego actual brilla por su ausencia es por dos motivos: los métodos utilizados para mantener al usuario pegado al pad son otros y, por normal general, la mentalidad actual en muchos aspectos, está basada en la ley del mínimo esfuerzo.

Podríamos comparar a muchos usuarios actuales con la clásica figura del niño consentido. El típico niño repelente que, en caso de no salirse con la suya, dará por culo hasta la saciedad sin importarle nada más que no sea él. Antes, la pataleta te duraba lo que uno de tus progenitores tardaba en soltarte una colleja educativa seguida de un "¿quieres peces? pues mójate el culo". Entonces, tras irte al rincón de pensar a reflexionar sobre lo que habías hecho, te dabas cuenta de que no ibas a solucionar tu problema lamentándote y te ponías manos a la obra para conseguir eso que tanto ansiabas. Actualmente, para que el niño se calle, se le da lo que está pidiendo. No te manchas las manos y tienes al niño contento hasta que le dé otro arrebato (hablando siempre de manera generalizada). 

En el caso de los videojuegos, pasa algo similar. Cada vez que aparecía la pantalla de "Game Over", tenías dos opciones: estampar el juego contra la pared o intentarlo de nuevo. Después de todo el esfuerzo que te había supuesto comprarlo, lo último que se te ocurría era tirarlo contra la pared. Así que, armado de paciencia y haciendo gala de una fuerza de voluntad que tu padre siempre deseó ver empleada en las matemáticas, cogías el mando y lo intentabas una vez más. 

Hoy en día, la pantalla de "Game Over" apenas aparece - por no decir que es casi inexistente - y en caso de morir, aparecerás en el mismo lugar gracias a un maravillo sistema de guardado automático inventado para que el usuario no se desespere y mande el juego a la mierda. ¿Por qué? porque si el juego es demasiado difícil, no te enterarás de la historia, ni verás esos maravillosos efectos de última generación y lo que es peor, si sacan una secuela, corren el riesgo de que aún estés jugando a la primera parte y no la compres de salida.Vamos en busca de lo fácil, para complicada y estresante, ya tenemos la vida real.

Con los recursos de antes, imaginábamos y cavilábamos más. Actualmente con los avances tanto narrativos como visuales, apenas queda sitio para la imaginación, todo lo que ves en pantalla es reconocible, "coherente" y apenas da lugar a dudas. Pasa un poco como con los tangas, antes te imaginabas el culo, ahora el culo es tan explícito que en ocasiones tienes que imaginarte el tanga.

Por tanto, podemos afirmar que sí, la dificultad se ha visto reducida de manera preocupante hasta el punto de que hay juegos que te ofrecen la opción de resolver los puzzles... no sea que se nos caigan los anillos.

En un Frogger de nueva generación, no tendríamos
que pensar qué hace una rana cruzando la carretera; una
extensa introducción nos explicaría el porqué.

Ahora pues, abordemos el tema de la duración. ¿Es realmente inferior a la de antaño? A nivel teórico, rotundamente no, a nivel práctico, posiblemente. Entonces, ¿por qué afirmamos tan rotundamente que los juegos de ahora son más cortos? Todo va relacionado con la dificultad. Ante la falta de recursos de las generaciones anteriores, se hacía uso de una elevada dificultad, que te haría repetir cada escenario una y otra vez hasta ser capaz de dominarlo por completo. Con la llegada de los cada vez más abusivos puntos de control y los sistema de guardado, nos hemos ido relajando cada vez más. Pero llega el día en que nos da por recordar viejos tiempos con nuestros juegos de la infancia, y nos engañamos a nosotros mismos con la típica frase "no lo recordaba tan difícil". No es que sea difícil, es que tenemos los pulgares en baja forma... Jugar ya no pone a prueba la concentración y los reflejos como lo hacía antes.

Los títulos de antes podían llevarte meses hasta dominarlos, pero cuando lo hacías, podías terminarlo en un par de horas, pero cuando lo hacías, lo volvías a jugar. Los títulos actuales utilizan el argumento como pretexto para que sigas jugando. Si te gusta, lo terminarás, si no, posiblemente lo dejes aparcado y buscarás un juego cuya historia vaya más acorde a tus gustos personales. La mayoría de ellos no necesitan horas de dedicación hasta dominarlos, de ahí que en la práctica parezcan más cortos, aunque sobre el papel, sean realmente más largos. Si te gustó mucho la historia, tal vez lo rejuegues dentro de un tiempo, sino posiblemente no tengas ganas de volver a tocarlo. Por otro lado, la falta de recursos de cuando eramos niños junto a la falta de pericia, conseguían que nos tirásemos meses jugando a lo mismo. No eran más largos, simplemente requerían de una mayor dedicación. Con los juegos actuales hay momentos en los que más que jugar parece que estemos sosteniendo un mando mientras vemos una película.

A parte de ser un paquete en los juegos de naves,
tardé dos horas en llegar a esa nave por primera vez.
Lo único necesario era paciencia y prestar atención.Después de tantos años,
tardé más en volver a entender esto último
que en llevarlo a la práctica.

Por último, el tema de la nostalgia. Como he dicho antes, tendemos a vanagloriar títulos que tal vez por edad y falta de información o experiencia, nos parecían increíbles cuando posiblemente no lo eran tanto. Al fin y al cabo, recurrimos a los recuerdos para revivir momentos pasados que a nuestro juicio fueron mejores.

Llegados a este punto, volvamos al inicio y tratemos de resolver la pregunta inicial: ¿eran mejores los juegos de antaño que los actuales? Bajo mi punto de vista, no eran ni mejores ni peores. ¿Estaban hechos de otra pasta? posiblemente, pero no creo que lo de ahora sea peor ni mejor que lo de antes, simplemente es distinto. La industria ha ido cambiando con los años y ha llegado un punto en que dicha evolución se ha estancado. Es normal por tanto que no nos sorprendamos como antes, y debamos asumir que posiblemente no volvamos a hacerlo. La gente cambia con el tiempo y los juegos se adaptan en la medida de lo posible a las exigencias del público. Y es que por mucho que nos quejemos, si la industria sigue viva, es porque hay un número de usuarios que están satisfechos con lo que ofrecen las actuales generaciones. 

Tampoco diría que no hemos sabido adaptarnos, simplemente diría que jugábamos de una manera distinta a la actual. Reconozco que no me gusta el rumbo que ha tomado el videojuego, pero tampoco me atrevería a catalogarlo como porquería (aunque lo haga constamente) cuando es posible que tal vez, no he sabido o querido entenderlo.