Fanboy, ¿has venido a jugar o a dar por culo?

Antes de empezar, debo aclarar que esta entrada la había pensado inicialmente para Games Tribune y no para DNSTUFF. Pero me conozco, y sé que cuando hablo del tema que expondré a continuación, acabo perdiendo las maneras, hasta el punto de resultar vulgar, soez y en ocasiones incluso, algo despectivo y mal educado. Trataré de mantener a raya mis modales, pese a tratarse de una entrada de carácter más bien destructivo. Así que, vamos a dejar a un lado homenajes y agradecimientos, y retomemos el camino de la reflexión, hablando de ese maligno personaje conocido como "fanboy".

Algunos se estarán preguntando qué narices hago hablando de fanboys, cuando precisamente servidor, se ha declarado fanboy recalcitrante de Sega cada vez que ha tenido oportunidad. 

Está bien, lo reconozco una vez más: soy un fanboy declarado de Sega desde que tengo uso de razón, pero...  como todo en esta vida, hay que matizar y saber diferenciar entre el fanboy (más tarde trataré de aclarar esto) y el personaje del que os hablaré a continuación: el fanboy radical.

Quiero pensar que le han pagado por esto.

Como seguramente muchos de los aquí presentes; mis primeros encuentros con fanboys, se remontan al patio del colegio durante la época Sega/Nintendo. En aquel entonces, cada uno daba su argumento - llegando incluso al guantazo en alguna ocasión (aunque lo hiciéramos más por barbarie infantil y aburrimiento que por otra cosa) - a favor o en contra de la consola del compañero rival. Imagino que en parte, este tipo de debates que consumían nuestros recreos, eran más una manera de pasar el rato que otra cosa. Al fin y al cabo, al salir de clase, los del bando de Sega estaban deseando ir a casa del amigo que tenía una SNES a recoger champiñones (menos yo, a mí no me gustaba Mario, prefería Donkey Kong) y los del bando de Nintendo, iban locos por ver a corretear a erizos por los circuitos de Mega Drive.

Debo reconocer que aquellas disputas tenían su gracia (aunque yo hasta que no tuve la Saturn me dedicaba a mirar y opinar en base a lo que jugaba en casa de mis amigos), al fin y al cabo, eramos críos y hacíamos cosas de críos. Pero de la misma manera que ha ido degenerando la industria, lo ha hecho la figura de un fanboy que, si bien podía llegar a resultar incluso graciosa, alcanzó  - especialmente en la actual generación -  un grado de gilipollez supina.

Generalmente, se argumenta sobre cosas opuestas o sustancialmente distintas. Hablar de Sonic y Mario era como comparar la velocidad con el tocino; además, Sega y Nintendo, eran compañías lo bastante distintas y con un número de títulos exclusivos más que suficiente como para dar pie a un debate interesante.

En una generación como la actual donde las exclusividades parecen una especie en vías de extinción, el fanboy, se niega a desaparecer, sacándose de la manga debates insulsos y llenos de argumentos vacíos con los que defender su elección, llegando a un punto en el que no puedo evitar pensar si realmente la finalidad de dicho usuario, es la de jugar o la de dar por culo hasta sangrar.

Lo que viene siendo no ver más allá de tú consola.

El fanboy actual se dedica a comparar banalidades tales como la calidad de las texturas, la tasa de cuadros por segundo, o a llevar la cuenta de las veces que ha reventado la consola de la competencia. Pero no para alardear de que la suya no revienta, sino para decir que la suya revienta menos. 

El fanboy actual se dedica a echar mierda sobre una exclusividad que, un día que se anunciará para su consola e irá corriendo a comprar.

Ya lo dije antes y lo vuelvo a repetir, el fanboy actual no juega, se limita a zumbarte en el oído cual mosca cojonera recordándote que no supiste elegir por el simple hecho de que su versión del último multiplataforma en aparecer, va a 2 cuadros por segundo más que la tuya.

El fanboy actual es más parecido a un troll que a un jugador, y no sólo se aburre él, sino que aburre a los demás.

Entonces - y será ahora cuando entendáis porque al principio hice una distinción - es cuando te das cuenta que lo único que logra un fanboy radical, es cerrarse puertas el solito.

Ya lo he dicho antes y no quisiera pecar de redundante, pero los que me leéis habitualmente, sabéis que soy de Sega un fanático en toda regla. Me gusta Sega, desde crío, no porque mi primera consola fuera de dicha compañía (que supongo algo habrá influído), sino porque me gustaban sus juegos y me gustaba su estilo. Pese a ello, más allá de aquellas chiquilladas en el recreo, creo que jamás he tratado de convencer a nadie de que lo mío era mejor ni he tratado en ningún momento de anular su manera de pensar. Para mi, ser fan de Sega sólo supone sentir una mayor simpatía por la compañía del erizo azul, que en ningún momento me ha impedido probar otras cosas que no fueran de Sega, ni me ha llevado a realizar críticas sin sentido. Creo que muestra de ello, está en mi colección donde hay desde un ordenador de 8 bits, a una consola de última generación, pasando incluso por consolas de Nintendo. 

Porque cuando digo que Nintendo no me gusta, no lo digo por algún tipo de manía irracional. Simplemente, salvo excepciones, la mayoría de sus títulos exclusivos ni me atraen, ni me entretienen. Aún así, entiendo, respeto y no trato de convencer a nadie de que mi opinión es la correcta, cuando simplemente tiene gustos distintos a los míos pero igual de válidos. No hay opiniones ni gustos correctos o incorrectos, simplemente diferentes.

Hay gente que se echa las manos a la cabeza cuando les digo que fui incapaz de terminar "Zelda Ocarina of Time" porqué no logró engancharme lo más mínimo, cuando digo que "Shadow of the Colossus" me pareció soporífero o, yéndome ya a la tendencia actual, cuando pareces un bicho raro por no jugar a Call of Duty como hace todo el mundo. La misma gente que trata de convencerte y que, por norma general, acostumbran a decir cosas como "yo pensé que tu entendías de esto" o ya con un carácter más agresivo; "no tienes ni puta idea de lo que hablas". Se les llama gustos señores, y sobre ellos no hay nada escrito. Cada cual que juegue a lo que quiera y que disfrute con lo que más le guste porque no sólo no hay una verdad absoluta, sino que al final como he repetido ya en contadas ocasiones, no jugamos por obligación, jugamos para pasar un buen rato y compartir un interés común como es el de los videojuegos.

Así que, estimado fanboy radical, no me seas capullo, no me seas cerrado ¿acaso la compañía que defiendes te paga para echar mierda sobre las demás? ¿no verdad? entonces, juega y deja jugar, que tal vez con un poco de suerte, descubras lo divertido que resulta debatir un tema desde el respeto y con argumentos sólidos.