Ninja Gaiden 3 (XBOX 360): Impresiones finales

"Lo que resulta indiscutible, es que la ausencia Tomonobu Itagaki se nota..."

Con esa frase, concluí las que fueron mis primeras impresiones sobre Ninja Gaiden 3. Frase que reafirmo más de un mes después... El Team Ninja lo ha intentado, pero al Team Ninja, le falta Itagaki.

No quiero decir con esto que hayan hecho un mal trabajo, pero después de terminar esta tercera entrega de la saga protagonizada por Ryu Hayabusa, me queda un sabor agridulce. 

Sin duda, una de las mayores críticas hacia la saga era la de tener un hilo argumental pobre. Conscientes de ello, los integrantes del Team Ninja decidieron ponerle solución haciendo un mayor hincapié en una historia predecible y llena de clichés, llevándose a su paso el gore, las tetas y la jugabilidad.

El brazo de "chungo" de Ryu le dará más de un quebradero de
cabeza a nuestro amigo Ninja a lo largo del juego.

No me extenderé demasiado, lo que pude ver en las dos primeras horas de juego, es lo que me esperaba más adelante.

Tal y como dije en su día, la dificultad ha menguado bastante.  No quiero decir con esto que se trate de un juego fácil, pero tampoco estamos ante aquella dificultad enfermiza tan característica de la saga.

Si que es cierto que algún que otro enemigo me ha hecho sudar - especialmente unos enemigos que parecen monjes - pero no hasta el punto de querer estampar el mando contra la pared; ni siquiera los jefes finales de nivel. 

Se ha querido llegar a un público más amplio, y clara muestra de ello ha sido la simplificación del apartado jugable, que para mi gusto, abusa de los QTE's. Los controles resultan ahora más asequibles, aunque personalmente me han dejado tirado en alguna ocasión de igual modo que lo han hecho las cámaras.

Ya no conseguiremos nuevas armas como en entregas anteriores, tampoco nuevos ninpos (magias), tampoco volveremos a visitar la tienda de Muramasa buscando las tan preciadas pociones.

Para esta ocasión contaremos únicamente con la katana, el arco, los shurikens y un único ninpo. Ninguno de los elementos anteriores contará en esta ocasión con opción de ser mejorado. Ahora bien, si queremos más armas, siempre podremos pasar por caja y adquirir la guadaña y los tiger claws gracias a un "fantástico" DLC...

Se eliminan también las pociones y los objetos. La salud de Ryu se regenerará automáticamente de manera parcial tras cada batalla, y de manera total al guardar la partida o utilizar un Ninpo.

Si en anteriores entregas era difícil perderse, en esta resulta imposible. Olvídate de cofres ocultos o lugares secretos, los niveles son totalmente lineales sin opción a pérdida, y en caso de perderte (cosa que dudo que pase) siempre podrás utilizar la visión ninja que te marcará el único camino a seguir. Para colmo, a excepción de un par o tres de niveles (cuatro si me apuráis mucho), el resto son muy parecidos entre sí tanto por diseño como por las situaciones planteadas. Lo mismo pasa con los enemigos, que pese a gozar de buenos acabados, resultan algo pobres en cuando a diseño y variedad. Los jefes finales - que eran otra de las señas de identidad de la saga - tampoco son nada del otro mundo. Siguen siendo muy grandes, pero igual que los enemigos principales, la mayoría (siempre hay excepciones) flojean en cuanto a diseño además de tener un patrón de conducta bastante sencillo.

En algún que otro momento, nos acompañarán personajes secundarios que lucharán a nuestro lado, tratando de darle un poco de variedad al asunto. Esto último no me ha disgustado del todo pero lamentablemente no termina de compensar el resto de cosas de las que han decidido prescindir.

La sangre y la violencia continúan estando presentes pero de manera más discreta. Adiós a las mutilaciones y enemigos que parecían surtidores de salsa de tomate, no esperéis ver ni brazos amputados ni cabezas cortadas. Hay sangre sí, pero no corre río abajo ni mancha las paredes como sucedía en entregas anteriores.

A nivel audiovisual, el juego simplemente cumple. Pese que en alguna que otra ocasión encontraremos texturas dignas de PS2, los personajes cuentan con un buen nivel de detalle (especialemente Ryu), y el juego corre fluido en todo momento, que al final es lo que importa.

En cuanto a la duración, dependerá básicamente del modo que escojamos y de nuestra habilidad como jugador. En mi caso, y en vista de que era tan diferente a los anteriores, pasé de complicarme la vida y me lo puse en modo normal, llevándome cada nivel una media de entre una y dos horas.

A parte de la trama principal, existe un modo multijugador online bautizado como "Sombras del Mundo" del cual no puedo opinar al no disponer de una suscripción Live Gold, pero que según tengo entendido, consiste en ir superando una serie de distintas pruebas y que imagino que alargará sustancialmente la duración del juego.

Pese a sus carencias, el juego me ha resultado lo suficientemente entretenido como para no dejarlo a medias.  

Ninja Gaiden 3 no destaca en nada, tiene de Ninja Gaiden el nombre, la historia y el protagonista , pero mentiría si dijera que me he aburrido mientras lo jugaba. De ahí ese sabor agridulce que comentaba al principio. 

En definitiva, si evitamos caer en odiosas comparaciones y pensar que es el más flojo si lo comparamos con las anteriores entregas de la saga, nos encontraremos frente a un hack'n slash correcto que sin destacar en nada, puede resultar entretenido siempre y cuando te guste el género. En todo caso, si no habéis probado nunca un Ninja Gaiden tridimensional, mi recomendación sería claramente empezar por los dos primeros, que además de ser mejores, se pueden encontrar por debajo de los diez euros.