Chascos y decepciones I: Shadow of the Colossus

Lo sé, me van a llover piedras, pero que mejor manera de estrenar sección, que tocando a un intocable. Pero antes de entrar en materia, voy a hablaros un poquito sobre esta nueva sección que hoy inauguro.

Bajo la etiqueta "Chascos y decepciones", pretendo hablar un poco de esos clásicos juegos que parecen de obligada adquisición, y que por lo visto si no te gustan eres un bicho raro, así como de aquellas juegos que esperé con muchísimas ganas e ilusión, y acabaron por decepcionarme. Y que mejor manera, que hacerlo con una de mis mayores decepciones: Shadow of The Colossus.

La primera vez que leí sobre "Shadow of the Colossus", fue en una revista, bajo el nombre de "Wanda and The Colossus" ("Wanda y los colosos").

Debo reconocer que las pocas imágenes que incluía la noticia me causaron un impacto tremendo. Recuerdo una especialmente en la que aparecía un coloso por el aire mientras el protagonista lo observaba desde el suelo montado en su caballo.

Con el paso de los meses fue apareciendo nueva información que no hizo más que alimentar mis expectativas. Sin duda fueron las calificaciones y buenas críticas que recibió el juego en su salida acabaron por poner la guinda al pastel.

Estuve siguiéndolo muy de cerca, y las notas otorgadas por la prensa "especializada", no hicieron más que reafirmar que mi impaciente espera parecía haber merecido la pena.

Al tiempo de su salida, y con algo de dinero ahorrado, me decidí a comprarlo. Compré la edición que iba en caja de cartón con las tarjetas ilustradas. La vuelta a casa se me hizo eterna.

Una vez en casa, recuerdo desprecintarlo con sumo cuidado, como si tuviera un tesoro entre manos, y tras mirar detenidamente el material que incluía, encendí la consola y me puse a jugar.

Las primeras impresiones no pudieron ser mejores, y he de reconocer que cuando encontré al primer coloso, me quedé con la boca abierta. El escenario vasto y desolado junto a la sensación de soledad me dejaron muy buen sabor de boca. Pero a medida que iba avanzando, la emoción inicial fue cayendo en picado.

No pasé del cuarto coloso. La mecánica "busca coloso-encuentra coloso-busca punto débil- mata coloso- vuelve al punto inicial", me cansó rápido. A partir del tercero, me cansé de dar vueltas a caballo sobre un escenario en el que tan sólo había lagartijas. El impacto del primer encuentro no se volvió a repetir. Además, precisamente el control que debería ser el aspecto más cuidado de un juego de estas características, terminó llevándome por el camino de la amargura. Seguramente de haber contado con un control más preciso, me hubiese animado a seguir, pero si basas un juego en escalar por un bicho que se mueve más que un garbanzo en la boca un viejo, y encima pones un control que no acompaña en absoluto, terminas por aborrecerlo hasta el punto de cogerle incluso manía.

Por otro lado, no conseguí encontrar ningún aliciente en su historia que me incentivase a seguir avanzando, y lo acabé dejando por imposible. 

Al cabo del tiempo intenté retomarlo, pero no hubo manera, no encontraba nada en él que consiguiera divertirme. Entiendo que parte de la gracia del juego radicaba en la sensación de soledad que era capaz de transmitir, el problema es que todo estaba demasiado vacío, todo era demasiado repetitivo y como he dicho anteriormente, su historia no me animaba a seguir jugando.

No se puede negar que SOTC era una idea original, pero a pesar de pintar muy bien sobre el papel, creo que no se supo llevar a la práctica.

Mucha gente llegó a decirme que el problema era que no sabía captar la esencia del juego, y que no estaba entendiendo la historia... Que piensen lo que quieran, a mi no me gustó, y en definitiva, jugamos a lo que nos gusta, no a lo que les gusta a los demás.