Los que me sigáis por Twitter, bien sabréis que lo primero
que hice al terminar Resident Evil Village, fue ponerme manos a la obra para
saldar mi deuda con la sexta entrega de la saga. Un juego que en su momento me
pilló bastante fuera del panorama videojueguil, y al que nunca decidí darle una
oportunidad cuando volví. La cuestión es que aprovechando el repaso que leestoy pegando a la franquicia, y teniendo en cuenta que era la única entrega
numerada que me faltaba por jugar, decidí que había llegado el momento de darle
una oportunidad. Como no podía ser de otra manera, aquí me hallo dispuesto a
narraros mi experiencia con él. Como el juego está dividido en cuatro campañas
(una por personaje) y éstas son bastante extensas, para no redactar un tocho
infumable mejor redacto cinco tochos infumables y poder hablar un poco más en
detalle de cada una de ellas, he decidido que a medida que vaya terminando una
campaña, haré un post con mis impresiones sobre la misma. Una vez acabe el
juego, seguramente haga una entrada con mis impresiones generales a modo de
resumen. Aclarado esto, vamos a empezar con la primera campaña que he jugado:
la de Chris Redfield.