¿Queríais domingos de reflexión? ¡Tomad domingo de reflexión! Y es que estos días (por no decir semanas) enclaustrado en casa chupando normativas de mierda, reales decretos y demás porquerías que me sacan de mis casillas, han logrado que, como si de un pedo inesperado se tratase, vuelva la inspiración a mi cabeza, haciéndome recordar a un hijo de puta viejo amigo por todos conocidos: el jefe final.