domingo, 5 de enero de 2014

El jefe final

¿Queríais domingos de reflexión? ¡Tomad domingo de reflexión! Y es que estos días (por no decir semanas) enclaustrado en casa chupando normativas de mierda, reales decretos y demás porquerías que me sacan de mis casillas, han logrado que, como si de un pedo inesperado se tratase, vuelva la inspiración a mi cabeza, haciéndome recordar a un hijo de puta viejo amigo por todos conocidos: el jefe final.



Encontrábame yo leyendo (y para que engañarnos, maldiciendo) sobre indemnizaciones y demás basura jurídica para el último examen de una asignatura de esas que sacan lo peor de ti y  de la que no hablaré para ahorraros el disgusto, cuando sin comerlo ni beberlo, en un flash, se me ha aparecido como la virgen a los pastores un jefe final aleatorio y una vocecilla interior que me decía "respira tío, deja esa mierda, escribe un rato, despeja el coco y te pones otra vez cuando se te haya pasado la ofuscación".



Ahora es cuando tenéis que preguntarme "¿y que narices tienen que ver el jefe final con tu dichoso examen?" Pues para eso precisamente estoy aquí, para explicaros cómo a mi mente dispersa le da por enlazar temas que poco o nada tienen que ver.

Y es que mientras las pasaba más putas que Caín leyendo y releyendo unos apuntes que me salen por las orejas pensando "me dan ganas de mandar todo a la mierda", he recordado la de veces que estuve a punto de tirar la toalla ante un jefe final. Ese jefe retorcido, puñetero y desquiciante que te invitaba a tirar el mando por la ventana y con él, las horas de partida acumuladas. 


A ese mismo jefe al que volví una vez, y otra, y otra hasta conseguir hacerle morder el polvo. A ése que me hacía perder una cordura inexistente, pero al que tenía que demostrar que a cabezón y persistente no me ganaba ni él. A ese capullo que pretendía tirar por la borda todo el esfuerzo empleado en el camino. A ése que suponía el último paso hacia el éxito, le dedico esta breve entrada de domingo.

Así que, va por ti jefe final; por enseñarme que la toalla no se tira cuando lo único que queda antes del final y la posterior recompensa, eres tú.


16 comentarios:

  1. Yo siempre he odiado esos juegos en los que el jefe final era desmesuradamente dificil en comparacion al resto del juego. Era muy frustrante. Cuando he llegao al final de algun juego, facil o dificil, y el jefe final era facilito lo he agradecido siempre.

    Pero sea como sea, como bien dices, nunca hay que tirar la toalla!, pero frustrar frustra. xdd

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uy sí, había algunos en los que el jefe era un auténtico dolor de huevos. Yo los llamaba "rompemandos", me acuerdo que estrujaba los pads de una manera, que lo que no entiendo es como todavía siguen vivos XD

      Eso sí, la satisfacción de derrotarlos, no tenía precio.

      Eliminar
  2. ¡Ouuuu yeaaaaaaaaaah! Ese es mi Suso.

    Echaba de menos los domingos de reflexión y que mejor manera de hacerlo con una breve y contundente como la que aquí te marcas; cómo dice el refrán "en el pot petit hi ha la bona confitura".

    Totalmente de acuerdo con tu reflexión, los jefes finales de antaño, y alguno de ahora -sí, a vosotros os estoy mirando Ornstein&Smough o mi querido Sif- eran un reto de lo más altos igualándolos a desafíos que nos vamos encontrando en la vida real en el día a día.

    Recuerdo sobretodo los jefes finales de los FF. Los difíciles eran los que se salían de la trama y tenías que ir a buscarlos para combatir. Recuerdo las diferentes Arma en FF VII, los Artemisa en FF VIII o el protagonista de la última imagen de la entrada, Tiniebla de FF IX.

    Al superarlos te sientes liberado y se te hincha el alma de satisfacción, al igual de cuando superas los retos de la vida. Lo mejor es recordar al cabo del tiempo lo difícil que te supuso pero sabiendo que al final lo conseguiste.

    ¡Larga vida a nuestro Suso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Salore ^__^

      La verdad que ya tocaba un domingo de reflexión, aunque fuera corta como en este caso.

      Tienes razón en cuanto a que los peores jefes son aquellos que no forman parte de la trama principal. Al menos, lo bueno que tienen estos, es que si no eres un purista, no tienes porque sufrirlos (yo los sufría XD)

      Pero sí, una vez lo superas, lo mejor que te queda es la satisfacción de haberlo logrado :D

      Eliminar
  3. Si es que no hay nada como tener que estudiar para inspirarse XDDD, aquí estoy yo, leyendo DNSTUFF cuando debería estar haciendo mi trabajo de lingüística...

    Jode mucho el típico jefe final fortísimo (o, peor, ése que no es especialmente fuerte pero que la batalla dura 45 minutos porque tiene una barra de vida más larga que el campo de Oliver y Benji y la cosa es aburridísima), pero si es el último, siempre puedes reunir coraje y valor para farmear hasta el nivel que te toque, no vas a desperdiciar todas las horas invertidas.

    Pero luego está Nocturne. Te dicen que es un juego difícil y, cuando llevas 7h, piensas: "no es un paseo, pero no hay para tanto..." hasta que llegas al primer Fiend, y te toca cerrar la boca. Matador parece un jefe en broma, pero te mata al tercer turno, y cuando lo superas, te das cuenta de que aún te quedan 10 o 12 jefes, cada cual más fuerte,y lloras porque ninguno es ni tan si quiera el jefe final. Pese a todo ello sigo amando Shin Megami Tensei (mi saga favorita de JRPGs, claro), y sobretodo a Nocturne: llamémoslo instinto masoquista o que nos gusta pasarlas putas. Pero no hay nada como la sensación de cargarse al jefe después de mil intentos, idear estrategias, o aprenderte todos sus movimientos :D

    Un placer volver a leerte como siempre, y que te sean llevaderos los exámenes XDDD.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Verdad que sí? Es que la inspiración es como las ganas de giñar, llega en el momento más inoportuno y menos esperado.

      A mí me daban más por culo los jefes finales desmesuradamente fuertes, que esos con una barra de vida más larga que el campo de Oliver y Benji (esta me ha molado XD). Más que nada, porque los segundos eran cuestión de paciencia, y con toda la que tengo yo, ya ves tú que problema XD

      A Nocturne no he jugado, ni siquiera había oído hablar de él. Ya me informaré a ver qué tal está xD

      Gracias por los ánimos, y que los tuyos también sean lo más llevaderos posible :)

      Eliminar
  4. Ves que te decía, me distraigo un par de días de twitter y ya tienes una nueva reflexión. Me parece que cuando tienes exámenes tu cabeza esta mas inspirada, lo que hace el ser humano para no estudiar XD

    Ahora enserio, ha sido un gran regalo encontrarse una nueva reflexión. Totalmente de acuerdo con la reflexión, para variar. :P

    Malditos jefes que nos hacían estar horas y horas delante la pantalla. Y nosotros allí demostrando que podíamos mas que ellos.

    Aunque curiosamente, el ultimo (el de FFIX) no me costo demasiado.... XD

    Bueno, espero verte mas por aqui y suerte con los examenes!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando tú no miras donde tú no ves, llega Suso y se marca un domingo de reflexión.

      Efectivamente, en tiempos de crisis, se agudiza el ingenio, y ahí tienes la muestra de ello XD

      Malditos jefes... sí, pero casi que los prefiero a los exámenes una y mil veces XD

      El último de FFIX era bastante sencillote, pero es un jefe que a nivel de diseño siempre me moló mucho.

      En fin, espero volver por aquí con más asiduidad cuando pase la tormenta. Gracias por los ánimos y un saludo Sikus!

      Eliminar
  5. Yo siempre lo he llamado "El Gordo final de fase" y dios como mola reventarlo! Comparto opinión comentada, si es demasiado difícil te fastidia el juego. Como uno se te atraviese y no puedas con el a la porra te rallas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que si mola? Es una satisfacción infinita acabar con él XD Y es cierto que cuando es demasiado complicado, te fastidia la experiencia, pero si bien es cierto, la satisfacción de derrotarlo es incluso mayor cuando más difícil es :P

      Eliminar
  6. Un buen jefe final puede ayudar a redondear el juego, y si es carismático o mola incluso puede sobrepasar a los protagonistas "buenos", pero esa figura imponente parece que ha ido cayendo en general, pero aún hay grandes jefes finales e incluso ahora tenemos "jefes finales" como los de 999 que son toda una experiencia que pueden ser más épicos y emotivos que un combate a hostias o tiros.

    ResponderEliminar
  7. El jefe final son esas asignaturas que nos separan de terminar la carrera, cuando estás cansado, agobiado, quieres terminar como sea....
    Pero no dejes que las prisas, el estrés y la angustia te impidan disfrutar del juego...
    Ánimo, que ya pronto terminamos ....
    Infinitos besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay mal que mil años dure, ni jefe que no tenga un punto débil, ni examen lo suficientemente jodido como para no terminar la partida :)

      Sin prisa pero sin pausa, con constancia y dedicación. Al final siempre salimos airosos :)

      Queda nada y menos para disfrutar de los créditos del final.

      Ánimo y besos mil :)

      Eliminar
  8. Ah! Que gran entrada! Que grandes tus reflexiones! La verdad es que si, el jefe final aparece demasiadas veces en nuestra vida! A mi los juegos que más me gustaban eran aquellos en los que el jefe final era de nivel medio.

    Nunca he entendido el porque de jefes finales imposibles ni tambpoco lo de los tramos de pantalla imposibles. Es un absurdo!

    Grande entrada!

    ResponderEliminar
  9. Buenas Suso!

    Los Jefes finales, para mí cuanto más grandes, tochos y torpes mucho mejor…y malditos reales decretos, leyes, reglamentos y jurisprudencia, los odio mil veces más que a los peores jefes finales del R-Type, a la hoguera todos XDD!

    Sobre todo búscale el punto débil, y a por esos exámen…digooo, jefes finales!

    ResponderEliminar
  10. Dale caña a ese jefe final en forma de apuntes coñazo. Espero que esos exámenes hayan ido bien y no tengas que echar más créditos (nunca mejor dicho xD).

    Que bueno leerte en esta entrada corta pero muy bien traída ;)

    ResponderEliminar